Este año la temática versaba sobre la lucha que el pueblo está llevando a cabo para impedir la apertura de una mina de uranio en los campos de la localidad. Los alumnos fueron informados de qué es el uranio, cuáles son sus riesgos, qué consecuencias ambientales y personales puede acarrear, cómo funciona una mina de uranio a cielo abierto... y, a partir de ahà y de toda cuanta información pudieran recabar, habrÃan de elaborar sus relatos literarios.
Han sido muchos los alumnos que han participado y, entre ellos, estos son los tres relatos que han resultado premiados. Ganadores han sido todos porque a través de la palabra han aportado su NO a la mina.
LUCHAR
Y
lucharon. Y lucharon hasta que por fin lo consiguieron.
Esta
es la historia de mi pueblo, un lindo ZahÃnos que únicamente por
dinero quieren destruir. Hay veces que las personas tienen que unirse
para conseguir un bien común y ZahÃnos tenÃa claro que asà iba a
ser. Aquà empieza mi historia, nuestra historia:
HabÃa
una vez, o quizá dos o tres, unos polÃticos perfectos,
prometedores, buenÃsimos, pero sobre todo hipócritas, a los que les
importaba nada cargarse nuestras vidas, unas vidas repletas de
dehesa, de bellotas, de verde, de bienestar. Unas vidas cargadas de
naturaleza que por dinero querÃan romper. SÃ, romperlas,
destruirlas sin querer reconocer el peligro de abrir una MINA DE
URANIO. ¡De Uranio!
Quizás
nosotros, los niños, éramos los primeros que no conocÃamos el
peligro que nos acechaba si abrÃan esta “fuente de oro” –como
algunos se atreven a llamarla -, aunque yo prefiero llamarla “fuente
de muertes”, ya que, cuando nuestros padres nos concienciaron de
que este peligro era principalmente para nosotros, supimos que se
iban a cargar tanto nuestras vidas como la vida de todos y cada uno
de los átomos y moléculas de nuestro precioso campo.
Llegó
el momento de luchar, luchar por nuestro ZahÃnos, por lo que
decidimos que tenÃamos que hacer algo.
Un
dÃa nuestro grupo de amigos y yo, Bea, que aún no me he presentado,
fuimos a ver “La Cabra”, el campo donde se encuentra la mina de
uranio. Nos quedamos impactados con la cantidad de belleza de aquel
lugar, y solo con el hecho de pensar que aquello podÃa ser
destruido…¡se nos helaba el alma! Un alma llena de infancia en
estos campos.
AllÃ
descubrimos algo impresionante. Estábamos investigando todo aquel
lugar, sus pequeños insectos, sus plantas, aquella vida, cuando
descubrimos un pequeño agujero detrás de unos matorrales, muy
escondido. Al principio todos pensamos que era un agujero normal, sin
más misterio, pero Lukas, el explorador de la pandilla, nos alertó
de que aquello no eral algo normal. Primero él empezó a quitar
tierra de allà porque creyó ver algo, pero nosotros no le hicimos
ningún
caso y seguimos allÃ, de un lado para otro viendo aquellas encinas y
pensando en qué podÃamos hacer nosotros para poder seguir paseando
por “La Cabra” igual que lo estábamos haciendo aquella tarde. De
repente, Lukas nos llamó la atención a todos. HabÃa encontrado una
pequeña caja cerrada que por su aspecto era antigua, muy antigua.
Felipe pensó que nos estaba troleando:
-
A ver, ¿pero qué os pensáis? ¿Que esto es una búsqueda del tesoro?
Pero
nosotros estábamos muy emocionados con aquel cofre y decidimos
abrirlo, sin hacer ningún caso a lo que dijo Felipe. Creo que nunca
he sentido la piel tan de gallina como en aquel momento. El cofre
estaba lleno de testimonios de personas que habÃan sido obligadas a
obtener uranio de aquella mina hacÃa más de cien años. Aquello
nadie lo sabÃa: a esas personas las obligó el gobierno turco, sin
ningún consentimiento de nadie y únicamente por dinero y a
escondidas, ya que aunque no tanto como ahora, también se conocÃa
entonces el peligro de esta.
HacÃa
tiempo que no pasábamos una tarde asÃ, no sé cómo explicar el
sentimiento al leer aquellos testimonios. Fue impactante: la gente
escribÃa que sabÃa que estaban muriendo en aquella mina, pero que
era imposible hacer nada al respecto. Hasta aquel dÃa quizás no
habÃa comprendido la maldad de las personas por dinero, pero las
cartas lo explicaban todo. Personas mayores que dejaron allà las
pocas fuerzas que les quedaban para algo que no le hacÃa ningún
bien a nadie, adultos obligados a dejar a sus hijos y mentirles
porque no podÃan contar nada de lo que allà sucedÃa. ¿Por qué
no? Estaban amenazados de muerte, pero de lo que no se daban cuenta
era de que allà también estaban muriendo poco a poco.
“Un
infierno sin salida”. “Un infierno sin salida”. Esa frase me
mató, mató a mis amigos y mató nuestras dudas sobre la mina. Lo
único que no mató fueron nuestras ganas de luchar por nuestra
dehesa. No sé si lo harÃamos por nosotros, por aquellas personas o
por ambas, pero lo que estaba claro es que tenÃamos que conseguir
que aquella mina no se abriera.
Y
luchamos. Y luchamos hasta que, por fin, lo CONSEGUIMOS.
LucÃa
Guerrero López. 2º ESO.
NO
A LA MINA DE URANIO EN LA DEHESA
Llegó
la primavera y el verano se acercaba cada vez más. Estaba ansiosa de
que llegara porque mi madre me habÃa prometido que este año me
llevarÃa a ZahÃnos, el pueblo donde ella nació. HacÃa mucho que
no iba, verÃa de nuevo a mis primos, a mis tÃos y a mi abuela, a la
que hacÃa demasiado tiempo que no veÃa. Pero sobre todo de lo que
más ganas tenÃa era de dar un paseo por aquel campo, ese que no
habÃa vuelto a sentir en esta ciudad en la que vivo. Me encanta
aquel prado, tiene unas flores de colores variados y una verde hierba
que te crea una sensación de paz. Cada vez que voy me encanta
sentarme en un rinconcito con sombra y ponerme a leer mi libro
favorito en aquel sitio de tanta armonÃa. Cuando voy con mis primos
solemos llevar un balón para jugar al fútbol o una cuerda para
saltar. Me da igual ir sola o acompañada, aquella dehesa siempre me
ha gustado.
Mi
madre vivió allà hasta sus 19 años, porque a esa edad se fue a
vivir con mi padre. No puedo entender cómo pudo irse a otro sitio
cuando aquel era maravilloso. La verdad es que le he dicho bastantes
veces que nos vayamos a vivir allÃ, pero ni ella ni mi padre quieren
porque dicen que donde vivimos ya tenemos nuestra casa, sus
trabajos…también he pensado muchas veces en irme a vivir con mi
abuela, pero es una idea absurda porque no quiero separarme de mis
padres.
Faltaban
horas para irme a ZahÃnos. TenÃa la maleta preparada desde hacÃa
varios dÃas. También llevaba una mochila equipada para el viaje con
comida, un libro, auriculares…Llegué a ZahÃnos, estaba bastante
cansada del viaje porque habÃa sido muy largo. Llevé la maleta a
la habitación, que compartirÃa con mi prima, dormà un rato y,
cuando desperté, decidà ir al campo. Se lo dije a mi abuela y ella
me respondió con un tono indescriptible:
-
Aprovecha el paseo…porque como abran esa mina no volverás a dar un paseo igual que ahora.
No
sabÃa qué era aquello de la mina y por eso le pregunté. Ella me
dijo que hacÃa mucho tiempo habÃa una mina de uranio pero por
ciertos motivos la cerraron. Ahora quieren volver a abrirla. No podÃa
entender cómo alguien querrÃa abrir una mina allÃ, para abrirla
destrozarÃan mucha flora. Aquella dehesa es preciosa por su flora,
y, si la mayorÃa de ella la eliminaban para abrir una mina que lo
único que harÃa serÃa traer enfermedades, contaminación…serÃa
un desastre…demasiados problemas. Mi abuela no me especificó por
qué la cerraron, solo me dijo que por ciertos motivos, pero…si la
cerraron…serÃa por algo.
Cuando
esa noche me fui a la cama cogà el móvil, me metà en Google y
busqué sobre la mina. Me salió una noticia algo reciente que decÃa:
“Unas
1.500 personas se manifiestan contra la mina de uranio en la Sierra
Suroeste”. En
ella se hablaba de una manifestación, los pueblos afectados por la
mina fueron hasta Mérida para rechazar, mediante el silencio, la
apertura de la mina. Es fascinante ver cómo un pueblo unido lucha
por algo que quieren.
Por
la mañana se lo comenté a mi madre y por supuesto ella estaba al
corriente de todo. De hecho, me comentó que ella estaba en un grupo
de Whatsapp contra la mina y que seguÃa todos los pasos que daban
sus paisanos a través de Internet. Le vi una camiseta a mi abuela en
la que se leÃa “Dehesa sin uranio” dentro de una especie de
logotipo. Por las calles habÃa carteles con el mismo logotipo y
hasta algunos camiones llevaban una pegatina con ese logotipo. Y yo,
como extremeña que me siento, estoy bastante orgullosa de ver cómo
todo un pueblo luchaba y luchará por el NO A LA MINA DE URANIO EN
EXTREMADURA.
Adriana
Delgado Estévez. 4º ESO.
¡NO
A LA MINA!
Érase
una vez una chica llamada Jéssica. Ella tenÃa una vida perfecta:
amigos, una familia que la adoraba, era popular…Era muy feliz,
hasta que un dÃa le dijeron:
- Jess,
tenemos que mudarnos. Van a abrir una mina de uranio cerca del
pueblo.
- ¿Qué
es el uranio? –contestó Jéssica – yo no me quiero ir de aquÃ.
¡Aquà es donde nacà y aquà es donde quiero morir! – continuó
muy enfadada.
- El uranio es un mineral muy radioactivo en su descomposición y muy cancerÃgeno - dijo su madre - y, si nos vamos nosotros, ¡tú tambien vienes! - siguió furiosa.
- ¡No!
– gritó Jéssica pegando un portazo con la puerta de su
habitación.
Después
de unos dÃas dándole vueltas a la cabeza, Jéssica encontró una
posible solución: ¿por qué iban a quedarse quietos mientras
destruÃan sus raÃces? Reunió a todos sus amigos y los convenció
para llevar a cabo su plan: irÃan a la ciudad por la noche y
empapelarÃan todos los edificios con el sÃmbolo radioactivo.
Dicho
y hecho.
Esa
mañana toda la ciudad amaneció amarilla.
Como
mucha gente preguntaba el motivo de lo ocurrido, Jéssica subió a un
banco y les habló asÃ:
- Su
ciudad está llena de papeles amarillos hoy, pero nuestro pueblo muy
pronto estará llenó de uranio, de radón y de polvo radioactivo.
Necesitamos vuestra ayuda porque el aire contaminado también
llegará hasta aquà y mucho más lejos. Este problema no es solo
nuestro, es de todos. Tenemos que unirnos e impedir que abran la
mina. Queremos vivir en un planeta limpio y entre todos podremos
conseguirlo.
Todos
los que la escucharon aplaudieron mucho y decidieron apoyar a Jéssica
y sus amigos. Tanto y tanto lucharon que al final lo consiguieron: la
mina no se abrió y Jéssica y sus descendientes vivieron en un
pueblo con un aire limpio y sano.
Beatriz
Torres MegÃas. 1º ESO.
UNIDOS
LO CONSEGUIREMOS.
Qué relatos tan buenos!!!!! Cuanta emoción se desprende de ellos!!!!! Nuestros jóvenes,al igual que nosotros,amamos nuestro paisaje,y prueba de ello son estos relatos. Enhorabuena!!!
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